Mesas de escritorio clásicas
El origen de las mesas de escritorio clásicas data del siglo XVI, cuando apareció la primitiva caja de escribir, un pequeño mueble rectangular con tapa abisagrada que se apoyaba sobre las rodillas e incluía a un lado un soporte sobre el que sujetar el tintero. Este primer sistema se fue sofisticando a medida que se instauraba en Europa la costumbre de escribir, sobre todo entre la nobleza y las damas de la corte, y apenas dos siglos después aparecieron las mesas de escritorio clásicas con patas, tapa y pequeños cajones.
Hay tanta variedad de tamaños de mesas de escritorio clásicas que son fáciles de ubicar en casa, incluso los hay tan ligeros que se pueden ubicar en el dormitorio. Mención aparte merecen los escritorios con doble pedestal que a veces van acompañados con cuerpo que sirven para empresas e oficinas. Sobre todo se suelen encontrar en despachos de abogados y notarías.