Historia de PortobelloStreet.es
Cómo empezó todo
19/07/2011 11:02
Cómo empezó todo
Capítulo 1

La verdad es que tiene su lógica, mi padre era ebanista y apenas le veíamos por casa. Siempre estaba trabajando. Solo los domingos disfrutábamos de él. Ese mismo reproche es el que emplea mi mujer hoy.
Me gustaría empezar esta historia el día que mi padre vino a Madrid desde Daimiel (C.Real) a acompañar a un amigo a una prueba para trabajar en Marconi Española que tenia su sede en Madrid, para fabricar las carcasas de las televisiones, que entonces eran de madera. Le preguntaron a él si la quería hacer y ese mismo día le contrataron aunque a su compañero no la pasó. Corría el año 1964 y poco antes de nacer mi segundo hermano, Antonio, decidieron buscar un piso en Villaverde Bajo, un barrio al sur de Madrid, donde estuvimos viviendo de alquiler hasta que cumplí los 2 años (1972).
Mi padre simultaneó su trabajo en Marconi Española con pequeños trabajos que realizaba en un taller que tenía alquilado en un barrio en Getafe (el bercial) también al sur de Madrid. Taller que aunque se le ofrecieron para la compra a un precio muy económico nunca quiso endeudarse para pagar. Decía que lo que no podía pagar era mejor no tenerlo. Poco tiempo después ese terreno cambió de calificación en cuanto al suelo y se vendió por muchas veces su valor.

El olor a serrín, a cola de carpintero y a madera se impregnó en mi nariz y llegue a odiar todo lo que me recordaba ese mundo. Dicen que lo que tienes cerca se le quiere o se le odia, pero nunca te deja indiferente.
Capítulo 2

Con tan solo 9 años convencí a unos amigos para hacer un show en el que nos disfrazámos y construimos un decorado con cartones. Cobramos 1 peseta a los chicos del barrio y aunque salió bien, recaudamos unas 10 pesetas, la vergüenza que pasaron no les compenso el continuar. Pero mi mente inquieta no paraba de idear cosas, y no se me ocurrió otra cosa que fabricar petardos con pavas de cigarros encontradas en la calle. La materia prima era gratuita, pero el invento no funcionó. Vendí como 5 o 6 petardos que no explotaban y como persona seria y responsable les devolví el dinero. El cliente siempre debe confiar en nosotros, si no lo pierdes para siempre. Y todos los que le conocen también.
El día que fuí a matricularme a la universidad, me encontré a un conocido del barrio en la puerta de la facultad de farmacia. Estaba haciendo fotos de carnet para las fichas de clase. Como no conocía a nadie en la universidad me acerque a saludarle. Ahora que lo pienso, le había visto mil veces en el barrio y nunca nos habíamos dirigido la palabra, y sin embargo al vernos lejos de casa a los dos nos dió por hablar un buen rato. Ese mismo día nos convertimos en socios al 50 %, se llamaba David González y a día de hoy seguimos siendolo.
Esto sucedió porque Tomás, otro amigo suyo y después también mío, comenzaba las clases a mitad de la temporada de las fotos y se quedaba solo. Yo le dije que ni tenía cámara de fotos ni tenía ni idea de como se utilizaba una. Me dijo que no había problema, que las fotos de carnet eran muy fáciles de hacer. Solo había que tener cuidado en no hacer las fotos de carnet de cuerpo entero.
Con las mismas me convenció y ademas me vendió una cámara konica semi-réflex por 25.000 ptas. Y que la podría pagar con lo que sacara de la temporada. Eso hice y pocos meses después la vendí a un compañero de clase por 35.000 ptas.
Entonces comenzó nuestra sociedad y nuestra amistad. Corría el año 1.988 y ambos teníamos 18 años.
Durante 6 años estuvimos haciendo fotos de carnet en la puerta de la facultad de farmacia y durante el curso comenzamos a trabajar juntos haciendo fotos de boda. Desde el primer momento hubo feeling y nos repartíamos a la mitad el dinero que ganábamos.
Foto: Alberto Torres, Carlos Torres (hermanos) e Ismael Benito (primo) en el portal del edificio de Marconi en Leganés.

Capítulo 3

David por entonces había dejado de estudiar y en la mili le reclutaron para trabajar en "El Corte Ingles" como fotógrafo de estudio. Esta vez fue el que me llamo para que trabajara con él. Entré a trabajar en una campaña de Navidad haciendo fotos en la calle a lo niños que llevan la carta al cartero real de los reyes magos de Oriente. Después de pasar mas frío que en Siberia me prometieron trabajar en el estudio, pero después de hacerme una entrevista y descubrir que no había hecho el servido militar me dijo mi jefe que no me podían contratar. Normas de la casa me dijo, aunque lo negaré si me obligas a decirlo delante de alguien.
Tras trabajar como camarero en la discoteca Alien, en Fuenlabrada para pagarme los estudios en la que también David vino a trabajar como portero, encontré un nuevo empleo en un cine del Centro Comercial de Parquesur en Leganés.
Un día del año 92, me llama David y me dice que ha comprado un ordenador Apple, Quadra 630 y que tenemos que montar algo de verdad en serio. Se gastó 6.000 € de entonces un millón de pesetas entre el monitor, la CPU, la impresora, disco óptico y el escaner.

Texto: Alberto Torres